domingo, 11 de noviembre de 2007

De la pirámide invertida al hipertexto

Nuevos medios, viejos problemas
La prensa en Internet continúa en fase experimental. La creciente competencia entre los periódicos digitales los empuja a introducir paulatinamente nuevas posibilidades de personalización, documentación y, sobre todo, de interactividad y actualización de los contenidos informativos.
The New York Times, The Wall Street Journal o Chicago Tribune, entre otros, hayan marcado las líneas por las que se ha regido la mayoría de los periódicos al diseñar sus respectivas ediciones digitales.
Lo cierto es que la innovación no está alcanzando con igual ritmo a las diversas áreas del nuevo medio. Se innova, sobre todo, en los aspectos tecnológicos relacionados con la gestión documental de las publicaciones.
Se crean índices y buscadores internos del medio, se franquea el acceso de los lectores al archivo reciente, se ofertan bases de datos temáticas.
Se innova también en los aspectos comerciales y de interactividad con los usuarios (aparece todo tipo de consultorios y foros, se agiliza la sección de cartas al director, se multiplican las modalidades publicitarias, se incorpora el comercio electrónico.
Las técnicas profesionales que se relacionan con la esencia del trabajo periodístico, aquellas que afectan al contenido informativo y a la manera en la que éste se comunica, apenas si han dado pasos adelante
Las razones para este inmovilismo:
La apuesta de las empresas editoras de periódicos por la prensa digital sigue siendo de ordinario muy tímida.
Las incógnitas económicas que aún suscita este nuevo medio disuaden la inversión y muchos periódicos se contentan por el momento con estar presentes en la Red.
La investigación universitaria sobre este fenómeno tan reciente apenas si ha empezado a producir sus primeros frutos y, en concreto, no se han propuesto todavía nuevas pautas para elaborar información periodística.
La redacción periodística clásica ante la prensa digital
Los textos periodísticos —noticias, entrevistas, columnas, reportajes, editoriales; chocan con ciertas peculiaridades formales y estructurales de la nueva prensa digital.
Los principales problemas son:
De extensión: los artículos pensados para la edición en papel cuando se trasladan sin más al ordenador resultan por lo general demasiado extensos y obligan al lector a la engorrosa tarea de avanzar en el texto a lo largo de varias pantallas; además, no le permiten conocer de un vistazo la extensión total del texto, por lo que obligan a una lectura desorientada
A la datación de los textos: En los periódicos de papel existe una tendencia a suprimir la referencia temporal en el cuerpo del texto de las noticias pues los redactores presuponen que, aun si no se aporta ese dato, el lector inferirá que el acontecimiento del que se le informa ocurrió la víspera.
La falta de un criterio claro: En el uso de los enlaces hipertextuales insertos en el texto.
La nueva clave para la redacción
La noticia periodística se ha ajustado al patrón textual conocido como pirámide invertida.
El texto al que da lugar el formato de pirámide invertida cabría representarlo, por tanto, como una columna de bloques inconexos dotados de información independiente. Sin embargo, la representación gráfica tradicional presenta a esta estructura como un triángulo para cuya parte superior se reserva la información sustancial y la menos relevante para su vértice inferior.
Al periódico digital supone prescindir del nuevo recurso periodístico clave: el hipertexto.
Hipertexto como recurso redaccional, la noticia en el periódico digital puede superar una limitación y ganar en algo de lo que carece. Puede librarse por un lado de la redundancia y previsibilidad que acarrea la pirámide invertida.
El hipertexto pone por primera vez en manos del lector —no del periodista— la posibilidad de ampliar hasta donde desee la contextualización documental de cada información y, al mismo tiempo, le libera de leer pasajes documentales indeseados que ralentizan y oscurecen la lectura.
La organización hipertextual de la información obliga al periodista a realizar un mayor esfuerzo de selección y jerarquía de los elementos de la información, tareas radicalmente periodísticas.
La perpetuación de formatos textuales rígidos se muestra especialmente inapropiada ante estas nuevas exigencias. Es el hecho noticioso el que debe configurar la estructura textual de la noticia y no a la inversa. Con el hipertexto ya no hay lugar para los moldes, pero sí para los modos.
El esquema de una noticia conformada según estos nuevos criterios ya no cabría representarlo como una estructura cerrada, sino como un conjunto de elementos interconectados mediante el hipertexto y cuyas partes vendrían dictadas por el acontecimiento informativo comunicado en cada caso.
No es tan fácil como parece distinguir entre un relato, un retrato, una explicación o un discurso, y todo ello bajo la presión del tiempo.
Sin embargo, parece claro que las características hipertextuales del nuevo medio reclaman estándares redaccionales renovados que faciliten la descomposición de los textos periodísticos en unidades plenas de sentido.

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